lunes, 31 de diciembre de 2012

Después de noviembre siempre está diciembre


      El tiempo se nos escapó entre los huecos que el viento creó en mi pelo. No tengo muy claro si se quedó en el mar o en la montaña, allí donde esté debe de estar a gusto porque parece que no quiere volver.
      Las pegadas quedan atrás en el camino y las botas están cansadas de hacer huellas que de la tierra se borrarán con el paso de los momentos. Porque quizá ni la música ni los versos sean lo mio y el haber posado mis manos frías sobre tu pecho hayan hecho que todo aquello se congelara.
      Y es que quizá ahora me dedique a ver caer agua desde el tejado, cosa de locos! Pero es que mi loca sonrisa siempre fue lo que más te gustó.