El
tiempo se nos escapó entre los huecos que el viento creó en mi pelo. No tengo
muy claro si se quedó en el mar o en la montaña, allí donde esté debe de estar
a gusto porque parece que no quiere volver.
Las
pegadas quedan atrás en el camino y las botas están cansadas de hacer huellas
que de la tierra se borrarán con el paso de los momentos. Porque quizá ni la música
ni los versos sean lo mio y el haber posado mis manos frías sobre tu pecho
hayan hecho que todo aquello se congelara.
Y
es que quizá ahora me dedique a ver caer agua desde el tejado, cosa de locos!
Pero es que mi loca sonrisa siempre fue lo que más te gustó.