Un reencuentro de recuerdos de alcohol
y cafeterías
frágiles sonrisas que en su día
marcaron el rumbo hacia ningún lugar
hacia el suelo que toqué aquel
noviembre...
Y pienso en tardes de sofá y almohada,
en tu aliento susurrante en mi oreja
en aquellas noches que pasamos juntos
en el quinto paraíso
en todo aquello que un día tan feliz
nos hizo.
Que a veces el silencio dice mucho
pero otras las palabras dicen más.
Tu antigua manía de acercarte
y mi buena nueva costumbre al
apartarme.
Que el mejor recuerdo es el del beso no
dado.
Porque a mi lo que me gusta ahora es
pasear entre naranjos.
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